Qué triste es comprobar como en
el siglo XXI se pretende volver a la escuela de los años 60. Esa escuela que yo
viví, donde los niños y niñas se separaban en clases distintas, patios
distintos, se cantaba en mayo a la Virgen y como colofón se cantaba el Cara al
Sol, y tomábamos leche en polvo. Muy instructivo sin duda, y los padres ni
siquiera tenían el derecho de elegir.
Hoy, cuando el avance en materia
educativa es incuestionable y la convivencia en los centros entre niños y niñas
es algo totalmente normal, algunos aprovechan cualquier ocasión para, sin
ningún tipo de reparo, cuestionar todo lo avanzado y pretender que volvamos a
esa escuela de los años 60 que yo viví.
Afortunadamente, el pasado día 22,
el Tribunal Supremo dio la razón a los
que defendemos que los centros concertados que practican la discriminación por
razón de sexo, separando a niños y niñas, no deberían recibir fondos públicos. Afortunadamente
vivimos en una sociedad donde la convivencia de hombres y mujeres juntos es
algo normal, sin distinción alguna, ni prejuicios sociales. Es un avance en la
igualdad como personas, en una sociedad abierta y que avanza hacia un futuro que nos hace iguales.
Pero no tarda en surgir la
polémica: el señor Ministro de Educación y el sector más reaccionario del
Partido Popular, empujado sin duda por distintos lobbies, entre otros los
sectores mas reaccionarios y ultra conservadores se la Iglesia Católica, con
muchos intereses económicos e ideológicos
y que no se resignan a dejar de ejercer presión en los poderes públicos,
han saltado a escena. Acatan con la boca
chica la sentencia, pero por otro lado, proponen cambiar la ley, para no
cumplirla.. Ese es sin duda, su sentir democrático.
Es triste pensar que algunos
entienden que esta relación de estar juntos desde niños es algo antinatural,
que no aporta nada a la convivencia, que todavía hay diferencias entre
comportamientos de niños y niñas. Qué visión más miope y alejada de la realidad.
Es un derecho convivir juntos e identificarse sin prejuicios con la diferencia
de sexo, que no supone diferencia de habilidades, capacidades y derechos. Hay
que apostar por la coeducación de niños y niñas con naturalidad.
No se pueden utilizar fondos
públicos intentando utilizar la libertad de los padres a elegir el tipo de educación,
que quieren para sus hijos, cuando esto
supone una clara discriminación por
razón de sexo. Quienes prefieran elegir este tipo de educación
excluyente, y trasnochada que la paguen
con su dinero. No existe ninguna razón objetiva para que esta polémica este
en el candelero de la actualidad , puesto que es un hecho socialmente
asumido por la mayoría, es algo superado hace tiempo, es sencillamente una razón ideológica de la
derecha mas rancia y trasnochada, que solo acata las sentencias que ha ellos
les interesan y que siempre han supuesto recortes de derechos a los ciudadanos
Con esos fondos que se dedican a
la discriminación se podían recupera las becas de comedor, libros y trasporte,
que este Gobierno de la derecha ha eliminado, y que tanta falta hacen a muchas
familias. Más valdría dedicarse a potenciar una Educación Publica de calidad
con medios suficientes.
José Manuel Santander Jadraque
Concejal del Grupo Municipal Socialista del Ayuntamiento de Arganda